José Sant Roz
Fueron muchas las brujas “victoriosas” en aquel abril siniestro:
- Marianela Salazar, pieza sexista de las revistas de Rafael Poleo.
- Ángela Zago, que pidió que la bota gringa hollara nuestra patria.
- Patricia Poleo, de las actuaras periodistas más comprometidas con el golpe y de las autoras intelectuales del asesinato de Danilo Anderson.
- Marta Colomina que corrió despavorida por los pasillos del Palacio de Miraflores el día 13-A.
- Capriles, Ruth: De la red de Veedores de la UCA. Íntimamente conectada con los grupos de gusanos cubanos. Ha sido de las más fervorosas golpistas, que el día 12 de abril instó a los fascistas de la oposición a Hugo Chávez a tomar la embajada cubana. Podría decirse que es miembro distinguida del Comité de Derechos Inhumanos de América Latina. Tan horrible como Ángela Zago.
- Gladys Rodríguez, periodista de
Globovisión, quienjunto a su esposo Otto Neustald,
ocultaron el tenebroso video de los golpistas que daban como un hecho los
muertos que iban a provocar…
Con qué fruición la periodista
Ybéyise Pacheco pronunciaba la palabra “genocidio”; se regodeaba en ella,
chasqueando la lengua y mentando más allá del golpe áureo la expresión
“asesino”, y recalcando con insistencia paranoica: “El Teniente Coronel Hugo
Chávez tiene las manos manchadas de sangre.”
¿Con qué las tenía manchadas
ella, cuando su afilada y venenosa lengua se anuló totalmente el día
13?
¿Con qué las tendría ella
manchada, su conciencia, que enmudeció el día sábado 13, que debió ser luctuoso
para los de su clase?
Cuando calló olímpicamente al
tiempo que se arremetía contra el ministro Rodríguez Chacín, contra el diputado
Tarek William Saab, y desaforadamente se pedía matar a los
chavistas...
Hoy doña Ybéyise muestra un
rostro totalmente envejecido. Está horriblemente fea y acabada y evita salir por
televisión.
Quiso por un tiempo insistir
en sus planes golpistas por la inmensa conexión con multitud de militares
lacayos que tenía, y organizó un plan para chantajear al Fiscal Isaías Rodríguez
y hacerlo renunciar. Decía que el Fiscal era un desvergonzado.
¿Qué demonios entendería ella
por vergüenza, cuando estuvo meses nadando en la cayapa del maldito show
mediático que no hubo falacia de la que no echó mano para alentar el infierno en
que finalmente nos vimos envuelto en aquel abril tenebroso?
Para esta honorable
antichavista nada de desvergüenza tienen los secreteos golpistas con generales
(sin mando ni tropas), por lo que era evidente que se arrechó supremamente
cuando Isaías los desenmascaró ante la prensa internacional (porque nuestros
fablistanes andaban temblando) que lo que se había dado en Venezuela era un
Golpe de Estado.
No, eso no se lo podía
perdonar doña Ybéyise al Fiscal General de la República.
No, el Fiscal debía huir como
un cerdo, esconderse, meterse en una embajada e incluso ser asesinado por los
sabuesos del carmonazo o pasarse a su cuadrilla, y si esto se hubiera dado
entonces no habría sido digno de ser estigmatizado con lo de
genuflexo.
Lástima, doña Ybéyise, que el
doctor Isaías para usted no saltó la talanquera como sí lo hicieron aquel grupo
de Generales que se hartaron de pasarle a usted información sobre el malhadado
Golpe.
Aquí se pudo haber estado
matando, torturando, humillando a mansalva a los chavista y eso habría sido
grandioso a los ojos de los que odian a Chávez y que buscaban su perdición por
el medio que fuese.
Eso no habría tenido nada que
ver con los Derechos Humanos ni con violación de tratados internacionales
consagrados en el ordinal 3º de artículo 159 del Código Penal.
Entonces la cosa habría estado
muy buena, digo, y usted, doña Ybéyise, no habría dicho nada contra el Fiscal.
No habría sido necesario. Usted no habría estado de humor para ponerse a hablar
de esas pendejadas. Usted estaba para otra clase de reclamos, las que herían
directamente a sus intereses del grupo mediático que buscaba salir de una buena
de este gobierno inventando cuanta falacia le viniera en gana.
Ybéyise Pacheco quería hacer
resaltar la labor de un montón de fiscales, la inmensa mayoría ineptos, que
cuando estalló la orden de decapitación del gobierno de Chávez, salieron de sus
letargos a condenar y a hacer expedita las funciones de los verdugos (adscritos
a los pareceres de FEDECÁMARAS).
Eso para ella sí era ser
ejemplar, no la tarea del “genuflexo” Fiscal que logró restituir el lenguaje
constitucional de un estado que entraba en un macabro proceso de retaliaciones y
venganzas.
De doña Ybéyise nunca leímos
una sola crítica a la ristra de violaciones a los Derechos Humanos que
provocaron los señores del Golpe, en el que ella fue una pieza
central.
No, para ella había que seguir
jodiendo hasta llegar a la guerra civil.
Para ella había que continuar
en ese pus de la intriga, de la insidia y cizaña para contribuir al
desconcierto, y ver si de aquellos polvos se levantaba otra vez el ánimo y
volvían por otro 11.
¿Por qué doña Ybéyise, el
doctor Isaías le debía abrir averiguaciones penales a los fiscales que estaban
decididos a averiguar los hechos del 11 de abril?
Los genocidas de la oposición
tenían mucho que perder en las averiguaciones que se hicieran sobre los sucesos
del 11, 12 y 13 de abril, y por eso entonces se procedió a matar a Danilo
Anderson.
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