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jueves, 12 de abril de 2012

Cuando a todas aquellas brujas se les erizaron los moños


José Sant Roz
Fueron muchas las brujas “victoriosas” en aquel abril siniestro:
-          Marianela Salazar, pieza sexista de las revistas de Rafael Poleo.
-          Ángela Zago, que pidió que la bota gringa hollara nuestra patria.
-          Patricia Poleo, de las actuaras periodistas más comprometidas con el golpe y de las autoras intelectuales del asesinato de Danilo Anderson.
-          Marta Colomina que corrió despavorida por los pasillos del Palacio de Miraflores el día 13-A.
-          Capriles, Ruth: De la red de Veedores de la UCA. Íntimamente conectada con los grupos de gusanos cubanos. Ha sido de las más fervorosas golpistas, que el día 12 de abril instó a los fascistas de la oposición a Hugo Chávez a tomar la embajada cubana. Podría decirse que es miembro distinguida del Comité de Derechos Inhumanos de América Latina. Tan horrible como Ángela Zago.
-          Gladys Rodríguez, periodista de Globovisión, quienjunto a su esposo Otto Neustald, ocultaron el tenebroso video de los golpistas que daban como un hecho los muertos que iban a provocar…
Con qué fruición la periodista Ybéyise Pacheco pronunciaba la palabra “genocidio”; se regodeaba en ella, chasqueando la lengua y mentando más allá del golpe áureo la expresión “asesino”, y recalcando con insistencia paranoica: “El Teniente Coronel Hugo Chávez tiene las manos manchadas de sangre.”
 ¿Con qué las tenía manchadas ella, cuando su afilada y venenosa lengua se anuló totalmente el día 13?
¿Con qué las tendría ella manchada, su conciencia, que enmudeció el día sábado 13, que debió ser luctuoso para los de su clase?
Cuando calló olímpicamente al tiempo que se arremetía contra el ministro Rodríguez Chacín, contra el diputado Tarek William Saab, y desaforadamente se pedía matar a los chavistas...
Hoy doña Ybéyise muestra un rostro totalmente envejecido. Está horriblemente fea y acabada y evita salir por televisión.
Quiso por un tiempo insistir en sus planes golpistas por la inmensa conexión con multitud de militares lacayos que tenía, y organizó un plan para chantajear al Fiscal Isaías Rodríguez y hacerlo renunciar. Decía que el Fiscal era un desvergonzado.
¿Qué demonios entendería ella por vergüenza, cuando estuvo meses nadando en la cayapa del maldito show mediático que no hubo falacia de la que no echó mano para alentar el infierno en que finalmente nos vimos envuelto en aquel abril tenebroso?
Para esta honorable antichavista nada de desvergüenza tienen los secreteos golpistas con generales (sin mando ni tropas), por lo que era evidente que se arrechó supremamente cuando Isaías los desenmascaró ante la prensa internacional (porque nuestros fablistanes andaban temblando) que lo que se había dado en Venezuela era un Golpe de Estado.
No, eso no se lo podía perdonar doña Ybéyise al Fiscal General de la República.
No, el Fiscal debía huir como un cerdo, esconderse, meterse en una embajada e incluso ser asesinado por los sabuesos del carmonazo o pasarse a su cuadrilla, y si esto se hubiera dado entonces no habría sido digno de ser estigmatizado con lo de genuflexo.
Lástima, doña Ybéyise, que el doctor Isaías para usted no saltó la talanquera como sí lo hicieron aquel grupo de Generales que se hartaron de pasarle a usted información sobre el malhadado Golpe.
Aquí se pudo haber estado matando, torturando, humillando a mansalva a los chavista y eso habría sido grandioso a los ojos de los que odian a Chávez y que buscaban su perdición por el medio que fuese.
Eso no habría tenido nada que ver con los Derechos Humanos ni con violación de tratados internacionales consagrados en el ordinal 3º de artículo 159 del Código Penal.
Entonces la cosa habría estado muy buena, digo, y usted, doña Ybéyise, no habría dicho nada contra el Fiscal. No habría sido necesario. Usted no habría estado de humor para ponerse a hablar de esas pendejadas. Usted estaba para otra clase de reclamos, las que herían directamente a sus intereses del grupo mediático que buscaba salir de una buena de este gobierno inventando cuanta falacia le viniera en gana.
Ybéyise Pacheco quería hacer resaltar la labor de un montón de fiscales, la inmensa mayoría ineptos, que cuando estalló la orden de decapitación del gobierno de Chávez, salieron de sus letargos a condenar y a hacer expedita las funciones de los verdugos (adscritos a los pareceres de FEDECÁMARAS).
Eso para ella sí era ser ejemplar, no la tarea del “genuflexo” Fiscal que logró restituir el lenguaje constitucional de un estado que entraba en un macabro proceso de retaliaciones y venganzas.
De doña Ybéyise nunca leímos una sola crítica a la ristra de violaciones a los Derechos Humanos que provocaron los señores del Golpe, en el que ella fue una pieza central.
No, para ella había que seguir jodiendo hasta llegar a la guerra civil.
Para ella había que continuar en ese pus de la intriga, de la insidia y cizaña para contribuir al desconcierto, y ver si de aquellos polvos se levantaba otra vez el ánimo y volvían por otro 11.
¿Por qué doña Ybéyise, el doctor Isaías le debía abrir averiguaciones penales a los fiscales que estaban decididos a averiguar los hechos del 11 de abril?
Los genocidas de la oposición tenían mucho que perder en las averiguaciones que se hicieran sobre los sucesos del 11, 12 y 13 de abril, y por eso entonces se procedió a matar a Danilo Anderson.

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